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¿Qué diría Fernando Belaúnde?

Publicado: 2011-07-26

Últimamente pareciera que Alan le tiene miedo a dos cosas. Por un lado, está total y absolutamente asustado de posibles denuncias que puedan surgir a futuro por bueno, una serie de cosas turbias que han -y parece, siguen- sucediendo en el lapso que ha durado su segundo mandato. Por otro lado, le tiene pánico a las pifias en el cambio de mando.

¿Es extraño no? De estar en sus zapatos, primero le tendría pánico a tener que pagar dos asientos para viajar en un avión comercial, o bueno, que me dé un ataque al corazón con el nivel de colesterol que tengo en la sangre. Después de una asmática subida en Macchu Picchu, mi salud sería prioritaria.

Entonces, ¿por qué le preocupan tanto las pifias? Creo que se resume en dos motivos, ambos completamente relacionados entre sí. Por un lado, cuenta con alrededor de 52% de desaprobación, con lo cual queda evidenciado que todos los manotazos que ha tenido el gobierno para tratar de salvar el francamente paupérrimo rol que ha tenido los últimos meses de mandato han sido infructuosos. Lo cual deja en claro que las pifias podrían estar presentes.

Por otro lado, el ego del Presidente ha llegado a niveles insospechados. A manera de opinión personal -y asumo poco compartida-, yo considero que el Presidente está secretamente contento con la elección de Humala, y no necesariamente porque el Perú decidió no hacerse harakiri con la Min Pao. Alan está contento con la elección de la O porque en sus ojos, cuando Humala 'etnocacerice' a todo el Perú y sea Velasco al cuadrado, todos nos acordaremos y añoraremos el estupendo gobierno que hizo García. Tan fuerte será la añoranza, que habremos olvidado todo lo malo de su(s) mediocre(s) -por no decir otra cosa- gobierno(s).

Sea como sea, el bien llamado 'ego colosal' del Presidente no puede ir de la mano con el desempeño de su gobierno, sobre todo en lo que se refiere a este último tramo. A veces me pregunto si se dá cuenta de las cosas. En mi opinión, García está convencido de que será recordado como el Presidente "de las obras", "de la educación". Yo creo que sólo va a ser recordado como el Presidente que más subió de peso en cinco años. Ese que hizo un Cristo Gordovago copiado que parece más bien un Nightclub de noche que otra cosa, y ese Presidente que tenía el ego casi tan colosal como sus dimensiones.

En fin, independientemente de eso, sus asesores más allegados -Federico Dantón y compañía- le deben haber dateado que las pifias son probables, no porque su labor haya sido mediocre, sino porque estarán los Toledistas (esos desubicados y acomplejados que te envidian) y los Humalistas (Antauro y compañía, unos terrucos pues). Es por ello que ahora Alan no quiere asistir al cambio de mando, teme acordarse del '90, no quiere que los fantasmas del pasado lo acechen o sea que prefiere evitar pifias, no, ni hablar.

Es por eso que Alan le ha solicitado al presidente electo que le garantice que no lo van a pifiar, que no le van a gritar. Es inevitable sonreír, parece broma. ¿Es en serio? ¿¿Ha pedido garantías de que no lo pifien?? ¿Quién es Humala, el Tribunal Constitucional? ¿¡Cómo va a pedir que le den garantías de que no lo pifien!?

Y así vuelvo al título del artículo, ¿Qué diría Fernando Belaúnde?

¿Por qué me pregunto por él? Bueno, Belaúnde Terry fue uno de los pocos presidentes dentro de los últimos 35 años que se puede considerar honesto y sobre todo respetuoso del estado de derecho.

Más allá de ello, ¿qué hubiera pensado ese García joven y avezado si Belaúnde le hubiera pedido que le garantice que no hayan pifias? Si bien pifias hubieran sido impensables, no me imagino a Belaúnde capaz de solicitar algo tan absurdo. Más aun, si Belaúnde hubiera tenido que enfrentar pifias de algún sector del congreso, lo imagino valiente. El gobierno del '80 al '85 tampoco estuvo libre de errores garrafales, sobre todo en lo que a la lucha contra el terrorismo se refiere. La diferencia es que en el caso de Belaúnde, su calidad de persona, su humildad y sobre todo, sus perpetuas buenas intenciones hubieran impedido pifias como las que a Alan le esperarían.

De manera más directa y más equiparable, habría que preguntarse qué hubiera pensado García si Toledo se lo hubiera pedido al final de su mandato. Es evidente que Alan hubiera visto eso como un acto patético de Toledo, quien es un "obsesionado psicosexual" (en palabras de Alan). El Presidente tiene dos dedos de frente, no hubiera osado comentar en contra de una solicitud como esa, pero hubiera soltado una de sus conocidas frases, "pero Alejandro, nosotros te esperamos con los brazos abiertos, yo no sé porque piensan que somos los malos de la película".

Ahora el del rabo de paja es García, y con el rabo entre las piernas, va a buscar a Humala a que le garantice cosas que no le corresponden garantizar. Si el Presidente le tiene miedo al Congreso, que no vaya. Me parece algo arrastrado ir a solicitar garantías que no corresponden.

Finalmente, si hay personas que quieren pifiar a Alan, debe ser por algo. En vez de solicitar garantías, el Presidente debería considerar un mea culpa. Nadie es perfecto, y a veces hay que saber reconocer errores, caes mejor y hasta demuestras madurez.


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